La edición de audio es un sector de la multimedia que, por lo general, no tiene el mismo protagonismo que el de vídeo, pero eso no quiere decir que no sea importante ni interesante. Al igual que su contraparte visual, a nivel profesional está muy dominado por las soluciones de pago, aunque afortunadamente hay alternativas gratuitas y de gran calidad.
La historia de la edición de audio varía dependiendo del enfoque y del punto de partida, pero para centrarme en la parte que más me interesa, comenzaré con el nacimiento de las estaciones de trabajo de audio digital (EAD) o DAW (digital audio workstation), que empezaron a ver la luz en el año 1978 de la mano de Soundstream, una empresa que desapreció en 1985.
Para construir la que es considerada como la primera DAW, Soundstream utilizó algunos componentes de hardware informáticos modernos para la época. El Sistema de Edición Digital, nombre que le dio la empresa a su invento, consistía en una minicomputadora DEC PDP-11/60 que ejecutaba un paquete de software personalizado llamado Procesador de Audio Digital (DAP), un disco duro Braegen de 14 pulgadas, un osciloscopio de almacenamiento para mostrar formas de onda de audio y una terminal de visualización de vídeo para controlar el sistema.
En la década siguiente, los 80 del Siglo XX, computadoras personales como Yamaha CX5M, Macintosh, Atari ST y Amiga ya tenían potencia de cómputo suficiente como para realizar edición de audio, así que se puede decir que estamos ante un sector bastante más longevo de lo que algunos podrían pensar, y es que, a pesar de que la mayoría de los humanos podemos oír, tiene mucho menos protagonismo que una edición de vídeo que se ha vuelto popular gracias principalmente a YouTube.
Aunque las DAW y los editores de audio pueden parecer lo mismo a simple vista, la realidad es que no lo son. Una aplicación suele ser considerada como una DAW cuando, además de capacidades de edición de audio o sonido, también puede generarlos, principalmente mediante la edición de MIDI, rollos de piano e instrumentos virtuales.
Por su parte, los editores de audio, como bien indica su nombre, se centran más en la edición de un audio que ha sido grabado con la misma aplicación o suministrado desde fuera (abrir una canción en MP3, por ejemplo). Sin embargo, no es raro encontrarse que los editores de audio pululen por un terreno más bien grisáceo al tener algunos de ellos características más bien propias de las DAW.
A pesar de que editor de audio y DAW no son exactamente lo mismo, en este artículo no haré énfasis en su distinción con el objetivo de simplificar, y es que la intención no es tanto enseñar qué es y cómo se usa este tipo de software como el presentar diversas opciones con las que el usuario pueda empezar a adentrarse en el mundillo. Quién sabe, incluso es probable que alguna de estas opciones termine siendo la que le permita dedicarse a la edición de sonido de manera profesional, así que voy a empezar a listar las aplicaciones.
Audacity
Empiezo con el que posiblemente sea el editor de audio más popular que existe: Audacity. Esta aplicación a buen seguro que sonará a muchos, incluso entre personas que no tengan ni idea de edición de audio.
Auadacity es uno de los grandes orgullos del software libre debido a que su código fuente está publicado principalmente bajo la licencia GPLv3, con componentes que se encuentran todavía bajo la GPLv2 y otros bajo Creative Commons. Proporciona un potente soporte multiplataforma a través de Windows, macOS y Linux, por lo que no es raro que sea utilizado por usuarios de los dos primeros debido a que ha demostrado su valía en contextos profesionales.
A nivel de características soporta grabación; edición no destructiva; importación, exportación y conversiones a otros formatos de audio, tanto libres como privativos, si bien el soporte para algunos de los últimos debe ser añadido por separado; personalización de la barra de herramientas, los temas y las funciones y mediante plugins LADSPA, LV2, VST, VST3, Audio Units, Vamp y Nyquist; además de análisis de audio.
Eso sí, debido a que la edición de MIDI, los rollos de piano y los instrumentos virtuales no están implementados al menos de manera directa, Audacity todavía no puede ser considerada como una auténtica DAW al limitarse a la edición de audio, por lo que su uso está fuertemente centrado en el podcasting.
Ocenaudio
Ocenaudio es un proyecto nacido de la mano de investigadores de la Universidad Federal de Santa Catarina, en Brasil, como un intento de crear un editor de audio fácil de usar y con características que abarcan funciones como soporte para múltiples formatos de archivos, análisis espectral y generación de señales de audio. Está construido con el conocido framework gráfico Qt y su desarrollo se centra en la ligereza y la usabilidad, proporcionando al usuario una herramienta de análisis y edición de audio intuitiva.
Este editor de audio se basa en Ocen Framework, que se describe a sí misma como “una poderosa biblioteca desarrollada para simplificar y estandarizar el desarrollo de aplicaciones de análisis y manipulación de audio en múltiples plataformas”, lo que unido al uso de Qt le permite soportar Windows, Linux y macOS oficialmente, aunque para el segundo no hay por ahora paquetes en formatos universales.
Ocenaudio es un editor de audio multipista que soporta una cantidad suficiente de efectos; plugins VST; permite generar silencios, ruidos y tonos; y que soporta exportación a diversos formatos, entre ellos algunos de vídeo como MPEG y MP4. Al igual que Audacity, no se lo la puede considerar como una auténtica DAW, pero su facilidad de uso hace que este editor de audio sea ideal para novatos.
LMMS
Y ya que he expuesto qué son las DAW, qué menos que mencionar una aplicación que sea considerada como tal. LMMS, que anteriormente correspondía a las iniciales de Linux MultiMedia Studio, es una de las aplicaciones DAW publicadas como software libre más conocidas que existen, aunque su desarrollo está bastante parado desde hace tiempo. Su código fuente está publicado bajo la licencia GPLv2 y oficialmente soporta Linux, Windows y macOS.
LMMS cuenta con varios editores, los cuales abarcan ritmos y líneas de bajo, un mezclador de efectos, un rollo de piano para patrones y melodías, un editor de automatización y edición de canciones con la capacidad de organizar instrumentos, muestras, grupos de notas y más.
Entre sus características está la importación de MIDI y ficheros de Hydrogen y la exportación a Ogg, FLAC, MP3 y WAV. También soporta plugins VST al menos en las compilaciones para Windows y sus requisitos de sistema son más que asequibles para un equipo de gama baja de hace algunos años.
Ardour
Y cierro la lista con otra DAW software libre bajo la licencia GPLv2 y con un soporte multipltaforma para Windows, Linux y macOS, pero teniendo a su favor el hecho de ser un desarrollo mucho más activo.
Ardour está centrado en el servidor de sonido JACK, aunque es capaz de funcionar sobre otros como PulseAudio o directamente apoyado en ALSA. Por otro lado, es capaz de llevar a cabo una compensación de la latencia y veremos si los responsables se ponen las pilas con PipeWire, un servidor de multimedia que pretende ser suceder a PulseAudio, JACK y ser el cimiento para la captura de la pantalla en Linux.
Continuando con más características de esta DAW, permite arrastrar, recortar, dividir y estirar en el tiempo regiones grabados con resolución a nivel de muestra. También soporta plugins VST, incluye un editor de fundido cruzado y detección de ritmos, tiene una línea del tiempo para vídeo, deshacer/rehacer ilimitado y una característica de instantánea para guardar el estado actual de la sesión.
Ardour es capaz de soportar un número arbitrario de pistas y buses a través de un sistema enrutamiento de “cualquier cosa a cualquier lugar”. Permite automatizar todos los parámetros de ganancia, de paneo y de los plugins, además de que los datos de muestra son mezclados y mantenidos internamente en formato de punto flotante de 32 bits.
Se trata de una aplicación con aspiraciones profesionales para personas que quieran grabar, editar, mezclar y masterizar proyectos de audio y MIDI y que pretende ser una herramienta para grabar con instrumentos. Obviamente, los podcasters también están incluidos, por si alguien piensa que no.
Los usuarios de Windows y macOS, ya que los de Linux tienen otras vías como los repositorios de la distribución y los paquetes universales, verán en la sección de descargas una demo y dos formas de pago. Básicamente, la web Ardour invita al usuario a hacer alguna donación, aunque la aplicación debería funcionar sin problemas en su versión demo.
Conclusión
Y hasta aquí una pequeña introducción sobre la edición de vídeo y algunas aplicaciones con las que el usuario puede empezar a adentrarse en el mundillo.
En lo que respecta a los editores de audio y al igual que pasa con la edición de vídeo, lo importante es elegir una herramienta que se ajuste a las habilidades y necesidades del usuario, en lugar de apostar directamente por la solución más “potente” y profesional. La razón está en que hay herramientas sencillas que capaces de proporcionar excelentes resultados, por lo que la solución más compleja no tiene por qué ser la mejor.
Recuerdo que, en caso de lograr hacer dinero con algunas de estas aplicaciones, no viene mal donar al menos una pequeña cantidad para contribuir al sostenimiento de los proyectos.
Vía | 4 aplicaciones gratuitas para iniciarse o profundizar en la edición de audio (muycomputer.com)