Que Elon Musk haya impuesto la “cultura del miedo” dentro de Twitter no ha sido suficiente para conseguir que los empleados que aún quedan en la empresa regresen a la oficina de forma constante.
Casi inmediatamente después de que Musk adquiriera Twitter hace siete meses, el multimillonario de Tesla revirtió una política sobre teletrabajo puesta en marcha en los primeros días de la pandemia por el cofundador y ex-CEO Jack Dorsey. Aunque formaba parte de la respuesta de Twitter a la pandemia, la compañía fue la primera gran empresa tecnológica en permitir de forma permanente que sus empleados teletrabajaran.
Bajo el control de Musk, también se convirtió en la primera empresa tecnológica en obligar a los empleados a volver a la oficina, una de sus muchas reversiones de las ventajas y beneficios de los empleados de Twitter.
Las nuevas exigencias de volver a la oficina en toda la industria tecnológica y de los medios de comunicación han sido recibidas con frustración y, a menudo, con protestas por parte de los trabajadores en Estados Unidos.
La “cultura del miedo” de Musk, como varios antiguos y actuales empleados describen su estilo de gestión, en el que las normas incluyen constantes despidos y el “modo demonio”, puede haber llegado a su fin. Después de haber despedido a cerca del 90% de los empleados a tiempo completo de Twitter desde su adquisición, Twitter se ha convertido en un lugar de trabajo donde muchos de los que quedan simplemente aceptan que “cada día podría ser el último”, afirma un trabajador.
Los recortes de plantilla y los despidos aparentemente aleatorios siguen produciéndose “todos los meses”, según otro trabajador, incluso entre los empleados que parecen mantenerse al día con proyectos y exigencias en constante cambio y envían fielmente correos electrónicos semanales y mensuales a la dirección detallando lo que han conseguido en ese tiempo.
Esto demuestra a los trabajadores que Musk es un jefe que se niega o simplemente no puede mostrarse satisfecho, según una persona familiarizada con la empresa. Como ninguna cantidad de trabajo les salvará el puesto, muchos están dispuestos a arriesgarse a su ira y trabajar desde casa.
Los trabajadores también son cada vez más conscientes de que Musk y su equipo directivo están empezando a preocuparse por la retención de talento, ya que sólo quedan unos 500 ingenieros en plantilla.
La nueva CEO, Linda Yaccarino, está intentando motivar a los trabajadores para que quieran acudir a la oficina, según otra fuente cercana, en lugar de limitarse a exigirlo. Este mes organizó una reunión llamada “La hora del té” con todos los empleados de Twitter, primero en la oficina de San Francisco y la semana pasada en la de Nueva York.
Descrita como una reunión informal con todos los empleados, en la que se sirvió té, Yaccarino estuvo cara a cara con los trabajadores de ambas ciudades durante aproximadamente una hora. La nueva CEO está haciendo un esfuerzo especial para intentar que la gente quiera ir a la oficina, según esta fuente. Se trata de un cambio con respecto al método de Musk.
“Suele estar bastante vacía”, asegura una persona al tanto de lo que ocurre en la sede de Twitter en San Francisco. Aunque el tamaño de la plantilla de Twitter se ha visto diezmado, eso no explica la sensación de vacío, añade otra fuente.
La mayoría de los trabajadores se concentran ahora en un par de plantas, como la 10ª de la oficina de San Francisco, mientras que el espacio no utilizado se subalquila o se ha convertido en dormitorios. Otras dos fuentes consultadas coinciden en que, cada día de la semana, muchas personas trabajan desde casa.
Eso incluye a menudo un responsable de recursos humanos, según dos personas al corriente de la situación en la empresa. Aunque los ejecutivos de Musk a menudo viajan entre las oficinas, no ver a una de las personas clave a cargo del cumplimiento del mandato de vuelta a la oficina ha provocado el malestar de varios empleados.
Musk se ha mostrado inflexible en que el regreso a la oficina a jornada completa es obligatorio para los empleados de Twitter que no tengan una exención aprobada. En las últimas semanas, todos los directivos de Twitter han tenido que auditar a cada uno de sus empleados para comprobar la frecuencia con la que trabajan desde casa, principalmente mediante el seguimiento de sus tarjetas de acceso a la oficina.
Los jefes también están obligados a explicar cada caso de trabajo a distancia y por qué se permite, según una de las personas conocedoras de la situación.
La revisión sirve en parte para hacer un seguimiento de la productividad de los trabajadores, al tiempo que proporciona a Musk y a su equipo directivo datos sobre qué oficinas se están utilizando, ya que siguen estudiando la posibilidad de cerrar oficinas o subalquilar espacios. Musk lleva meses cerrando y reduciendo oficinas de Twitter. Lo más probable es que Twitter mantenga oficinas en Estados Unidos sólo en San Francisco, Nueva York y Los Ángeles, como ya ha informado Business Insider. Antes de la adquisición por Musk, Twitter tenía 18 oficinas en Estados Unidos.
Vía | Musk fracasa en su intento de eliminar el teletrabajo dentro de Twitter | Business Insider España