Durante la pandemia y su respectivo confinamiento, muchas compañías abogaron por dar a sus trabajadores la oportunidad de exprimir las virtudes del teletrabajo. De hecho, algunas solo podían seguir rindiendo de esta forma, razón por la que se facilitó a los trabajadores la opción de realizar sus labores diarias desde su hogar. Sin embargo, la vuelta a la normalidad ha llevado a muchas empresas a optar por un regreso escalonado a las oficinas, razón que ha provocado el descontento entre multitud de empleados. Y, por ello, la Universidad de Stanford ha querido ahondar en la situación a través de un estudio: ¿es positivo el teletrabajo?
Como recogen en su estudio La evolución del teletrabajo, expertos de la Universidad de Stanford han profundizado en cómo este afecta a la productividad y, al mismo tiempo, en la visión que tienen los distintos implicados. Para los trabajadores, más concretamente para un 11% de estos, la posibilidad de teletrabajar les brinda la oportunidad de ser más productivos; sin embargo, un 5% de los directivos consideran que el trabajo a distancia influye negativamente en esta condición. Por ello, Stanford ha querido zanjar el debate con una investigación que, para desgracia de los trabajadores, decanta la balanza en favor de los directivos.
El teletrabajo, según Stanford, influye en el descenso de la productividad
Según los datos recabados por la Universidad de Stanford, hay que tener en cuenta distintos factores que influyen en la productividad. Así, por ejemplo, un entorno de trabajo laboral ruidoso (con niños, por ejemplo) no es un lugar ideal para exprimir al máximo la jornada. A su vez, también hay que tener en cuenta que algunas profesiones son más óptimas para este modelo de trabajo que otras, un aspecto al que también suman la diferencia entre el teletrabajo total y parcial. Y, con todos estos datos en la mano, el estudio de Stanford decreta que este modelo laboral propicia un descenso de la productividad del 10-20%.
En esencia, esta cifra colosal se basa en la disminución de la comunicación entre los equipos. Al producirse a través de otras vías, como pueden ser servicios de mensajería o llamadas que no son inmediatas, la comunicación no es tan directa como sí lo llega a ser en persona. Por ello, Stanford cree que encontrarse y hablar a diario da a los equipos la posibilidad de estar más unidos, una situación que no se puede reproducir virtualmente. Como alternativas, por ejemplo, señala el uso de espacios de teletrabajo compartido, una opción idónea para aquellos que trabajen en un mismo lugar.